En un nuevo giro en la relación entre la apariencia y la salud, investigaciones recientes han arrojado luz sobre cómo la salud de la piel puede ser un indicador confiable de problemas de salud subyacentes y envejecimiento.
Basándose en el Estudio Longitudinal de Baltimore y otras investigaciones, se ha demostrado que la piel actúa como un espejo de nuestra salud interior, proporcionando pistas valiosas sobre una variedad de factores médicos. El Estudio Longitudinal de Baltimore, que siguió a miles de adultos durante décadas, reveló que las personas cuya apariencia envejecía prematuramente eran más propensas a tener problemas de salud y, en última instancia, a tener una vida más corta. Los resultados de este estudio han sido confirmados por investigaciones más recientes, que han demostrado que aquellos que parecen tener al menos 10 años más de lo que realmente tienen presentan un 99% de probabilidad de tener problemas de salud.