Colombia enfrenta un incremento significativo del "éxodo inverso" en 2025, impulsado por las estrictas políticas migratorias implementadas por Estados Unidos. El fenómeno está generando importantes desafíos humanitarios y logísticos para el país.
El fenómeno conocido como "éxodo inverso" hacia Colombia se ha intensificado considerablemente en 2025 debido a las duras políticas migratorias del gobierno de Donald Trump en Estados Unidos. Estas medidas han provocado que numerosos migrantes, principalmente colombianos y venezolanos, regresen a sus países de origen ante condiciones adversas en los lugares de tránsito y destino.
Entre las causas del retorno masivo destacan la suspensión del programa CBP One, que permitía solicitar asilo en la frontera con México, y la eliminación del Estatus de Protección Temporal (TPS) para ciudadanos venezolanos. Asimismo, las deportaciones masivas y la emergencia nacional declarada por Trump han intensificado el temor y la incertidumbre entre la población migrante.
México ha sido uno de los países más afectados por estos cambios, ya que muchos migrantes quedaron esperando indefinidamente citas de asilo, obligándolos finalmente a retornar hacia Colombia. Otros países como Chile y Perú también han endurecido sus políticas migratorias, reduciendo aún más las opciones disponibles para los migrantes.
El gobierno colombiano, encabezado por Gustavo Petro, ha llamado a los connacionales indocumentados en EE. UU. a regresar al país, prometiendo ayudas económicas y programas de reintegración social a través del Departamento de Prosperidad Social (DPS). Sin embargo, Colombia enfrenta limitaciones significativas debido a la falta de apoyo financiero internacional tras la suspensión de fondos por parte de USAID.
Según Migración Colombia, entre el 15 de enero y el 28 de febrero de 2025, aproximadamente 1,885 migrantes transitaron desde Panamá hacia Colombia por el departamento del Chocó, utilizando rutas peligrosas y medios precarios como lanchas operadas por comunidades indígenas locales.
Organizaciones como el Consejo Noruego para Refugiados (NRC) han expresado su preocupación por las condiciones humanitarias que enfrentan los retornados, como deshidratación, hambre y falta de protección adecuada. Aunque algunos regresan voluntariamente, muchos lo hacen presionados por las circunstancias.
El gobierno colombiano ha recibido vuelos con deportados desde Estados Unidos y ha prometido créditos productivos y apoyo social. No obstante, la capacidad del país para responder a este flujo masivo es limitada, generando tensiones diplomáticas con EE. UU. tras desacuerdos sobre las deportaciones.