Alarma sanitaria global por recortes en programas de salud internacional

OMS alerta que recortes de ayuda de EE.UU. podrían disparar muertes maternas a niveles pandémicos

Tedros Adhanom
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La Organización Mundial de la Salud advirtió que los recortes en la financiación estadounidense a programas de salud global podrían provocar un aumento del 25% en las muertes maternas en países de bajos ingresos, revirtiendo décadas de progreso.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una advertencia urgente sobre el impacto de los recortes presupuestarios de Estados Unidos en programas de salud global, señalando que podrían revertir décadas de avances en la reducción de la mortalidad materna, especialmente en regiones afectadas por conflictos armados. La directora de Unicef, Catherine Russell, comparó el escenario actual con los peores días de la pandemia de COVID-19, subrayando el riesgo inmediato para millones de mujeres embarazadas en los países más pobres.

La crisis se origina en la decisión de la administración Trump de aplicar una reducción del 35% al presupuesto de ayuda internacional en 2025 como parte de su política "America First 2.0". El recorte afecta directamente a iniciativas clave como el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la Alianza Gavi para vacunas. La OMS advirtió que, junto con el encarecimiento de insumos médicos por los nuevos aranceles del 5 de abril, estos recortes podrían elevar en un 25% las muertes maternas para finales de 2025, interrumpiendo una tendencia positiva que había reducido la tasa global de 342 a 223 muertes por cada 100.000 nacidos vivos entre 2000 y 2020.

El impacto ya es evidente en zonas de conflicto como Yemen, Sudán del Sur y Ucrania. Según Médicos Sin Fronteras, al menos 15 clínicas maternas cerraron en Yemen en marzo por falta de fondos. En Sudán del Sur, el UNFPA suspendió la entrega de mosquiteros tratados con insecticida, fundamentales para proteger a las mujeres embarazadas de la malaria, la principal causa de muerte materna en la región. En Somalia, una joven madre falleció por preeclampsia al no encontrar magnesio sulfato, un medicamento básico cuya escasez se atribuye directamente al recorte presupuestario.

Un informe de la OMS del 4 de abril estimó que hasta 135.000 mujeres adicionales podrían morir este año por causas prevenibles si no se revierte esta política. La directora del UNFPA, Natalia Kanem, y otros funcionarios internacionales han denunciado que solo el 73% de los partos en países de bajos ingresos cuentan con asistencia médica profesional, frente al 99% en países ricos.

En una conferencia en Ginebra, el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, instó a los donantes globales a cubrir el vacío financiero dejado por EE.UU., aunque reconoció que muchos países como Reino Unido y Canadá también enfrentan restricciones presupuestarias. “La salud materna no debería ser un lujo”, afirmó Tedros, señalando que garantizar atención básica para todas las mujeres embarazadas costaría apenas 9.000 millones de dólares al año, una cifra mínima frente al gasto militar global.

Organizaciones como Oxfam condenaron la decisión de Washington, acusando a la administración Trump de “abandonar a las mujeres más vulnerables del planeta”. En redes sociales, hashtags como #SaveMaternalHealth y #TrumpCutsKill acumulan miles de publicaciones, mientras que activistas y líderes políticos, como la senadora Elizabeth Warren, calificaron la medida como una “sentencia de muerte para mujeres que no tienen voz en Washington”.

En EE.UU., la Casa Blanca defendió los recortes el mismo 6 de abril. La portavoz Karoline Leavitt declaró en Fox News que “los contribuyentes americanos no pueden seguir subsidiando al mundo entero”. Sin embargo, el Congreso, dominado por los republicanos, evalúa actualmente un paquete de ayuda reducido que podría votarse antes del 15 de abril, aunque los analistas dudan que restaure los niveles previos de financiación.

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