El Gobierno español ha anunciado que el carbón dejará de formar parte del sistema eléctrico nacional a partir de 2025, en una medida clave para avanzar hacia la descarbonización y cumplir con los compromisos climáticos internacionales.
España dejará de producir electricidad con carbón a partir de 2025, adelantando su objetivo original de 2030. Esta decisión forma parte del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y responde a la urgente necesidad de reducir las emisiones de carbono y acelerar la transición hacia energías renovables.
Actualmente, solo quedan cuatro centrales térmicas de carbón activas en el país: dos en Asturias, una en Cádiz y otra en Mallorca. Todas ellas tienen en marcha planes de cierre o transformación. La planta de Mallorca podría permanecer operativa hasta que se complete el segundo cable de conexión con la Península, garantizando así la seguridad del suministro en Baleares.
En 2024, el carbón apenas representó el 1,1% de la generación eléctrica en España, marcando mínimos históricos. Seis años antes, en 2018, su participación alcanzaba el 14%. Este descenso refleja el creciente protagonismo de las energías renovables, que en 2024 contribuyeron al 56,1% de la electricidad generada en el país.
La Red Eléctrica de España (REE) evaluará la seguridad del suministro antes de proceder con el desmantelamiento definitivo de las centrales. Además, el Fondo de Transición Justa ha invertido 87 millones de euros en proyectos de reconversión industrial en León y Palencia, con una previsión de alcanzar los 281 millones en las cuencas mineras afectadas por el cierre de las térmicas.
Este paso representa un avance significativo en el compromiso de España con la descarbonización y la lucha contra el cambio climático, alineándose con las metas de la Unión Europea para reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero a cero en 2050.