La disputa política entre Evo Morales y el actual presidente de Bolivia, Luis Arce, ha alcanzado un nuevo nivel de tensión, con acusaciones cruzadas y bloqueos de carreteras que complican aún más la situación política del país.
En este conflicto, resurge una acusación de estupro contra Morales, que, además, está marcada por la desaparición de la joven que, en 2016, habría tenido una hija con el exmandatario cuando ella era menor de edad. Este hecho ha sacudido tanto el escenario político como la opinión pública, publican medios internacionales.
La ruptura entre Morales y Arce, ambos figuras claves del Movimiento al Socialismo (MAS), ha escalado en los últimos dos años, con un enfrentamiento por el liderazgo dentro del partido de cara a las elecciones generales previstas para agosto de 2025. Esta pugna se agrava con la reactivación de la denuncia contra Morales por delitos de estupro y trata, una acusación que ha sido tratada de manera reservada pero que ha generado gran repercusión tras la emisión y posterior anulación de una orden de arresto contra el expresidente.
La desaparición de la joven involucrada en el caso, junto con su hija y su madre, todas militantes del MAS, ha generado una investigación urgente por parte de la Fiscalía y la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen en Tarija. Las autoridades han lanzado una búsqueda activa de las tres mujeres, que fueron vistas por última vez el 2 de octubre en la localidad fronteriza de Yacuiba. Aún no hay confirmaciones sobre su paradero, y las circunstancias de su desaparición siguen siendo objeto de especulación, con versiones que apuntan a un posible secuestro.
La oposición, representada por la diputada Luciana Campero, ha expresado su preocupación por la seguridad de las mujeres y su posible retención en Bolivia, mientras que la Policía no ha ofrecido ninguna hipótesis oficial. El caso, con profundas implicaciones políticas y sociales, ha desatado una nueva ola de incertidumbre y críticas al entorno del MAS y al sistema judicial del país.