El presidente de Argentina, Javier Milei, en su primer discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, emitió una fuerte advertencia sobre el rumbo actual de la organización.
El mandatario, quien se identifica como un economista liberal libertario, enfatizó que su llegada a la política fue inesperada y motivada por la necesidad de enfrentar lo que considera más de un siglo de fracasos de políticas colectivistas en Argentina. Durante su intervención, hizo un llamado a la comunidad internacional para reconsiderar la Agenda 2030 de la ONU.
El presidente destacó los logros históricos de la ONU, especialmente su papel en mantener la paz global tras la Segunda Guerra Mundial. Reconoció que bajo la tutela de la organización, el mundo ha vivido uno de los períodos de estabilidad y crecimiento económico más largos de la historia. El mandatario subrayó que la cooperación internacional en el marco de las Naciones Unidas permitió resolver conflictos entre las grandes potencias de manera pacífica, evitando la escalada de guerras a nivel mundial.
Sin embargo, su mensaje principal fue una advertencia sobre lo que considera una “mutación” de la ONU, que ha pasado de ser una organización defensora de la paz a un organismo que, según él, impone una agenda ideológica global. Criticó la dirección tomada por la ONU en los últimos años, acusándola de promover políticas colectivistas bajo el manto de la Agenda 2030, las cuales, en su opinión, atentan contra la soberanía de las naciones y los derechos individuales.
El presidente argentino expresó su preocupación por lo que se está discutiendo en la “Cumbre del Futuro” en Nueva York, argumentando que esta iniciativa profundiza un modelo supranacional de gobierno que busca imponer un “nuevo contrato social” a escala global. En su opinión, este enfoque es una amenaza para la libertad individual y la prosperidad económica, al centralizar el poder en manos de burócratas internacionales.
Finalmente, Argentina dejó clara su postura en contra de la Agenda 2030, considerándola bienintencionada pero peligrosa. El mandatario afirmó que las soluciones propuestas en esta agenda no solo son ineficaces, sino que también perpetúan los problemas que intentan resolver. Defendió la necesidad de limitar el poder gubernamental y garantizar los derechos a la vida, libertad y propiedad como los pilares fundamentales para el desarrollo y la prosperidad.
