Un estudio conjunto del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) revela que el crimen y la violencia en América Latina no solo representan una grave amenaza para la seguridad, sino que también afectan de manera significativa el crecimiento económico y el desarrollo social de la región.
En América Latina y el Caribe, donde se concentra un tercio de los homicidios cometidos en el mundo, el crimen y la violencia son mucho más que un problema de seguridad. Un estudio realizado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) revela que estas problemáticas tienen un impacto negativo en diversos aspectos del desarrollo económico de la región, incluyendo el crecimiento, las inversiones, la productividad empresarial, la salud pública y el medio ambiente.
El informe estima que los costos económicos de la violencia en América Latina son exorbitantes. En términos concretos, estos costos representan un 78% del presupuesto destinado a educación, el doble del gasto destinado a asistencia social y doce veces las asignaciones públicas para investigación y desarrollo. Los costos directos analizados incluyen la pérdida de capital humano debido a los homicidios, el gasto en seguridad empresarial y el presupuesto público dedicado a la prevención del delito. Sin embargo, los costos indirectos también son significativos, afectando áreas como la inversión, la productividad, el turismo y la migración.
El FMI sugiere que si América Latina lograra reducir su tasa de homicidios al promedio mundial —lo que implicaría una disminución del 60%—, la región experimentaría un crecimiento anual del 0,5% y un aumento del PIB del 5% en los próximos 10 años.
Los expertos recomiendan un enfoque más integral de la seguridad, centrado no tanto en aumentar el gasto en fuerzas de seguridad, sino en desarrollar políticas sociales que mejoren la eficacia de los programas de bienestar, el acceso al empleo y el fortalecimiento del estado de derecho.