Bancamiga, una institución financiera de renombre en Venezuela, se destaca por sus innumerables ventajas y su compromiso con la cercanía al cliente.
Actualmente, ocupa un merecido quinto lugar en el ranking de la banca nacional de nuestro país, un logro que atestigua su excelencia.
Uno de los aspectos que distinguen a Bancamiga es su compromiso con la comunidad y su voluntad de cumplir con los requisitos de responsabilidad social. En este sentido, es fundamental tener que abordar un acontecimiento reciente en el que la institución no estuvo a la altura de sus propios estándares.
Una joven, cuyo nombre preservamos por respeto, que enfrenta desafíos de discapacidad física en forma de una pierna y un brazo, y que además proviene de escasos recursos económicos, fue despedida antes de tiempo por la entidad. Es imperativo recordar que las empresas tienen la obligación de contratar a personas con discapacidades y, en este sentido, Bancamiga cumplió con este requisito fundamental. Sin embargo, parece que el departamento de Recursos Humanos no consideró adecuadamente los reglamentos pertinentes.
La joven demostró ser una empleada ejemplar, sobresaliendo en su rol laboral con su educación y amabilidad. Lamentablemente, apenas una semana antes de que su contrato expirara, se vio desvinculada de la institución, lo cual es injusto y descorazonador.
Este caso nos recuerda que nadie está exento de enfrentar situaciones similares, y eso es una realidad que no debería existir en nuestra sociedad. Es un acto que va en contra de los valores humanos fundamentales y suscita la indignación de los clientes, entre los que me incluyo.
Como cliente de Bancamiga, espero fervientemente que la institución reconsidere esta situación y tome medidas para corregir este error. Bancamiga tiene el potencial y la responsabilidad de liderar con el ejemplo en cuanto a la inclusión y el respeto por las personas con discapacidades, por ello, es crucial que lo haga para preservar su valiosa reputación y su compromiso con la comunidad.
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