Desde el 28 de julio, el dolor y la angustia han invadido el corazón de cada venezolano.
La esperanza, que nos mantenía firmes, se desvaneció al ver los resultados de unas elecciones que nos sumergen nuevamente en la desesperanza. Nicolás Maduro, una vez más, se proclama como el ganador, a pesar de que la realidad indica la victoria de Edmundo González.
Muchos de los que estamos lejos de nuestra tierra deseamos con ansias libertad para nuestro país, otros querían solo regresar a su casa y aquellos que aún permanecen allí solo anhelan ver a Venezuela libre. No hablamos solo de liberarse de un líder, sino de un sistema que ahoga los sueños y limita las esperanzas.
Queremos ver a nuestras familias saludables, con acceso a un sistema de salud que funcione adecuadamente. Deseamos que nuestros niños, ancianos y todos los ciudadanos, reciban la atención que merecen, que el simple acto de comer no sea una lucha, y que nuestras calles se liberen de la delincuencia que las asola.
Nos duele profundamente que la realidad de Venezuela sea una constante en nuestras mentes. Intentamos no pensar en ello, pero todas las noticias, cada titular, cada reportaje nos regresan a ese dolor. El miedo y la preocupación no nos abandonan, y nos duele ver la situación de nuestro país reflejada en cada rincón de la prensa.
Sin embargo, en medio de esta tristeza, nos llena de orgullo y gratitud ver el apoyo de muchos extranjeros que nos envían mensajes de aliento. Su solidaridad es un rayo de esperanza en medio de la oscuridad.
A pesar de las noches sin sueño y de la incertidumbre que nos atormenta, mantenemos la esperanza de que pronto cambiará. Seguiremos alzando la voz, publicando, porque somos uno y estamos unidos en el sueño de un futuro mejor para Venezuela..
¡Te amo, Venezuela! Hoy te lloramos, pero mañana celebraremos con lágrimas de felicidad tu libertad.
Tú, venezolano que lees este artículo, sigue siendo valiente y no pierdas la esperanza.
Y tú, extranjero que quizás no entiendas qué pasa pero nos apoyas, gracias por tu apoyo.
