La filial peruana de Telefónica ha solicitado voluntariamente entrar en concurso de acreedores para abordar su reestructuración financiera y operativa, tras registrar pérdidas significativas y enfrentar controversias fiscales de larga data.
Telefónica del Perú ha decidido acogerse de manera voluntaria al procedimiento concursal ordinario establecido en la normativa peruana, con el objetivo de reestructurar sus pasivos y operaciones. Esta medida se produce en un contexto de pérdidas financieras y disputas fiscales que han afectado a la compañía durante más de dos décadas.
En el año 2024, la empresa reportó pérdidas netas de 3.391,59 millones de soles peruanos (aproximadamente 872 millones de euros), lo que representa un incremento del 452,83% en comparación con el año anterior. Además, la facturación disminuyó un 7%, situándose en 6.020 millones de soles (1.548,5 millones de euros). Esta caída en los ingresos se atribuye a la alta competitividad en el sector de las telecomunicaciones y a las controversias fiscales con la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (SUNAT), principal acreedor de la compañía, que reclama alrededor de 850 millones de euros.
Para garantizar la continuidad de sus operaciones y cumplir con sus obligaciones inmediatas, Telefónica Hispanoamérica ha otorgado un crédito mercantil de hasta 1.549 millones de soles peruanos (aproximadamente 400 millones de euros) a su filial peruana, con un vencimiento de 18 meses. Este financiamiento está destinado a cubrir las necesidades operativas de caja mientras se lleva a cabo el proceso de reestructuración.
Elena Maestre, presidenta ejecutiva de Telefónica del Perú, afirmó: "Después de evaluar diferentes alternativas para asegurar la estabilidad financiera de la compañía, llegamos a la conclusión de que acogernos de manera voluntaria al Procedimiento Concursal Ordinario es el mejor camino para proteger la prestación de los servicios de telecomunicaciones a los peruanos". Maestre enfatizó que esta decisión no implica una liquidación ni quiebra, sino una oportunidad para trabajar con los acreedores y fortalecer la posición financiera de la empresa.
La compañía ha destacado que sus pasivos no están garantizados por otras entidades del grupo Telefónica y que continuará explorando alternativas estratégicas respecto a su inversión en el país, incluyendo una posible venta. Mientras tanto, Telefónica del Perú seguirá prestando servicios sin interrupción a sus más de 13 millones de clientes en zonas urbanas y rurales del país.
Este movimiento refleja los desafíos que enfrenta Telefónica del Perú en un mercado altamente competitivo y con un entorno fiscal complejo, y busca asegurar la sostenibilidad a largo plazo de sus operaciones en el país.