El probritánico Partido Democrático Unionista (DUP) reconoció este viernes que hay “progresos” en las negociaciones sobre el Protocolo del Brexit para Irlanda del Norte, pero advirtió de que aún “quedan algunas áreas que requieren trabajo”.
Su líder, Jeffrey Donaldson, indicó que no ha visto todavía el “texto final” de un posible acuerdo tras entrevistarse hoy en Belfast con el primer ministro británico, Rishi Sunak, lo que sugiere que, “claramente, habrá más conversaciones” entre Londres y Bruselas.
“Este es un momento clave, la próxima generación de norirlandeses necesita que todos nosotros, sobre todo el primer ministro y la Comisión Europea, nos esforcemos colectivamente para resolver estas cuestiones y llegar a un contexto en el que se pueda restaurar las instituciones políticas”, declaró el dirigente unionista.
Donaldson se refería al rechazo de su partido, segunda fuerza, al citado protocolo en su actual forma, lo que le llevó a abandonar hace un año el Ejecutivo autónomo de poder compartido y a rechazar formar gobierno con el nacionalista Sinn Féin, primera formación regional, hasta que sea reemplazado con arreglos aceptables.
“Las decisiones que tomará el primer ministro y la Comisión Europea condenarán a Irlanda del Norte a más divisiones o despejarán el camino hacia la reconciliación y restauración de las instituciones”, insistió Donaldson.
Se declaró “esperanzado” ante la posibilidad de que las partes lleguen a un acuerdo, pero dijo que no le interesan “los plazos”, sino que “se haga bien”.
Entre las cuestiones espinosas del protocolo, Donaldson aludió al papel que desempeñaría el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) en disputas comerciales que surjan en territorio norirlandés.
“Cuando comerciemos dentro del Reino Unido, entonces deberemos seguir los estándares y reglas británicas, esa es nuestra posición firme. Cuando comerciemos con la Unión Europea, entonces, por supuesto, los productos que queramos vender a la UE deberán cumplir con los estándares comunitarios, eso es así para todo el Reino Unido”, explicó.
El protocolo, acordado por Londres y Bruselas para evitar una frontera física entre las dos Irlandas, mantiene a Irlanda del Norte dentro del mercado interior comunitario y británico, por lo que los controles al comercio entre el Reino Unido y la UE se efectúan en los puntos de entrada norirlandeses, lo que ha traído una nueva burocracia que afecta al comercio.
Esta frontera comercial situada en el mar de Irlanda es también una barrera política para la comunidad unionista protestante, que sostiene que diferencia a la provincia y pone en peligro su relación con el resto del Reino Unido, más ahora que los nacionalistas quieren avanzar hacia su objetivo histórico de reunificar la isla de Irlanda.
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