En el maravilloso mundo de las interacciones entre perros y seres humanos, se ha desvelado un fascinante misterio que ha cautivado tanto a científicos como a amantes de los animales. Conocidos por su lealtad y amor incondicional, los perros parecen ser capaces de reconocer a los niños desde que se encuentran en el vientre materno, pasando a ser sus fieles cuidadores luego del nacimiento.
De esta manera, al adentrarnos en este apasionante tema, nos encontramos con la increíble capacidad olfativa de los perros, que va más allá de lo que podemos imaginar. Según investigaciones recientes, se ha demostrado que los caninos poseen un sentido del olfato sumamente desarrollado, que les permite detectar cambios hormonales y químicos en el cuerpo humano.
Se ha conocido que las hormonas de las futuras madres experimentan fluctuaciones significativas durante el embarazo, como cambios sutiles en el aroma de la madre, lo que hace posible que los perros identifiquen que hay un nuevo miembro de la familia.
Por otro lado, una vez que el bebé llega al mundo se produce otro momento de conexión especial entre el perro y el recién nacido. Por lo cual los estudios revelan que cuando se les permite olfatear al bebé, los perros reciben información adicional por medio de los olores que emanan de la piel del pequeño, los cuales son únicos; proporcionan pistas sobre la identidad del recién nacido, su estado de salud y su bienestar general. A través de esta interacción olfativa es que establecen un vínculo emocional temprano con el niño, brindándole protección y afecto desde sus primeros días de vida.
