La trágica muerte del joven Nahel a manos de la policía durante su intento de escapar de un control de carretera desencadenó recientes disturbios, que han conducido a una mayor reflexión y debate sobre la actuación de la policía y las condiciones socioeconómicas que contribuyeron a su estallido.
Luego de una semana del incidente, el Gobierno del presidente francés, Emmanuel Macron asegura que la crisis ha alcanzado su punto máximo. Sin embargo, se han producido disturbios que han resultado en 3.500 detenciones, de las cuales aproximadamente un tercio corresponden a menores de edad, incluyendo algunos con tan solo 13 años. Además, miles de automóviles han sido incendiados y cientos de comercios y edificios públicos han sido dañados en todo el país.
Por su parte, la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, ha destacado que los actos de violencia no están relacionados con un levantamiento de los barrios, sino que se trata de actos delictivos que también afectan a los propios residentes. Se ha observado una disminución de los disturbios en la Asamblea Nacional. Francia, ha experimentado episodios de altercados localizados en varias ocasiones, especialmente en los barrios populares de las afueras de París y otras grandes ciudades, donde reside una importante población de origen inmigrante, en particular de África subsahariana y el Magreb.
Se ha sabido que, los episodios de disturbios más similares tuvieron lugar en el año 2005, los cuales fueron originados por el deceso de dos adolescentes electrocutados en un transformador mientras huían de la policía en Clichy-sous-Bois, en las afueras de París. Estas áreas se distinguen por la existencia de tensiones derivadas de problemas socioeconómicos, como la pobreza, la escasez de viviendas adecuadas y servicios de calidad, así como por la presencia de delincuencia y el tráfico de drogas.
De acuerdo con la Comisión Nacional Consultiva de los Derechos del Hombre (CNCDH), una institución oficial encargada de velar por los derechos humanos en Francia. En la situación antes descrita, la policía tiene más probabilidades de detener a personas jóvenes y pertenecientes a minorías étnicas.
Por lo que el sociólogo y experto en lucha contra el racismo y la xenofobia de la CNCDH, Vincent Tiberj, expone que esto ha concluido en un escenario de “gran desconfianza hacia la policía”. Con información de Primicias24.
