La tensión en Oriente Medio alcanza niveles críticos con la creciente preocupación por una represalia de Irán contra Israel tras la matanza del consulado iraní en Damasco.
La Casa Blanca despliega su diplomacia, para evitar una escalada que podría arrastrar a Washington a un conflicto más amplio en la región.
Israel, en alerta máxima, advierte estar preparado para cualquier contingencia. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, subraya la firmeza de su país: “A quien nos haga daño, nosotros le haremos daño”, declaró en medio de la crisis, resaltan en las redes sociales.
Altos funcionarios estadounidenses alertan sobre la inevitabilidad e inminencia de un ataque iraní contra Israel con misiles o drones. La prensa de EE. UU. cita fuentes que consideran que ya no es cuestión de si se producirá, sino de cuándo ocurrirá.
Se plantea que Netanyahu podría estar orquestando la crisis para aliviar su situación política. Las acusaciones de haber ordenado el ataque al consulado iraní en Siria, sin valorar la reacción de Teherán refuerzan esta teoría.
Mientras tanto, Irán evalúa la dimensión de su respuesta al bombardeo israelí en Damasco, que cobró la vida de trece personas, incluido Mohammad Reza Zahedi, comandante de la Fuerza Al Quds de la Guardia Revolucionaria Islámica.
