Este miércoles, las autoridades informaron que al menos 12 vidas fueron cobradas por las devastadoras tormentas que azotaron a Grecia, Turquía y Bulgaria dejando un rastro de destrucción y tragedia en su camino.
Se ha verificado que este fenómeno climático se desencadenó tras un período de calor extremo en la región, provocando la irrupción de torrenciales tormentas que convirtieron las apacibles calles del noroeste de Turquía en turbulentos cauces fluviales, mientras descargaban inusuales aguaceros sobre Grecia.
De hecho, esta tragedia ocurrió mientras Grecia aún se recuperaba de semanas de incendios forestales, lo que ha agravado aún más la situación.
En relación al suceso, un residente de Nea Anchialos, cerca de la ciudad de Volos en Grecia, Christos Kleftakis, expresó su desesperación: "Todo lo que se salvó del incendio que tuvimos en julio ha sido destruido por este mal tiempo. Es algo sin precedentes. Estos fenómenos meteorológicos severos, la fuerza de la lluvia, el viento. Nunca antes había visto algo así."
Sin duda, el aumento de eventos climáticos extremos está vinculado al calentamiento global, que incrementa la cantidad de vapor de agua en la atmósfera, aumentando el riesgo de fuertes lluvias en todo el mundo.
De este modo, regiones como Asia, Europa Occidental y América Latina son especialmente vulnerables. Por otro lado, la urbanización y otros factores importantes también contribuyen al aumento de las inundaciones.
Es importante destacar que un meteorólogo comunicó que en la región de Magnesia, en el centro de Grecia, se registraron lluvias de entre 600 y 800 mm en tan solo 24 horas, un fenómeno sin precedentes según los registros meteorológicos del país, que datan desde 1958. Dimitris Ziakopoulos, vicepresidente del centro de estudios de gestión de emergencias del Ministerio de la Crisis Climática, destacó la gravedad de la situación. Con información de El Nacional de Venezuela.
