Barcelona se enfrenta a una situación crítica con la entrada en emergencia por sequía, según informó el portal web de Barcelona.Cat.
A partir del 2 de febrero, se ha implementado un protocolo que limita el consumo de agua a 200 litros por persona al día, con la ciudad promediando 172 litros por habitante en el año 2023. Aunque, por el momento, no se prevén cortes de suministro en los hogares, se han establecido diversas acciones para reducir la cantidad de agua utilizada por la ciudadanía, empresas y administraciones.
En la fase de emergencia, el riego de espacios verdes se restringe a fuentes no potables, como agua regenerada o freática. El Ayuntamiento de Barcelona prioriza el riego de arbolado vial, palmeras, y parques emblemáticos, utilizando camiones nodriza para abastecer agua freática a los servicios de limpieza. Además, se prohíbe el riego de huertos urbanos con agua potable, afectando a 349 huertos escolares y 190 comunitarios y sociales.
La limpieza vial y alcantarillado continúa, adaptándose al contexto de sequía. Se utilizan 28 camiones cisterna diariamente para proporcionar agua freática a los vehículos de limpieza. Como parte del Plan de Acondicionamiento Urbano, se invertirán 14,4 millones de euros en la ampliación de la red de agua freática, buscando reducir aún más el consumo de agua potable en los servicios municipales.
Las medidas también afectan el uso de instalaciones deportivas. Solo se pueden rellenar las piscinas de equipamientos deportivos y piscinas descubiertas utilizadas para deporte federado, y deben compensar el consumo con ahorros equivalentes.
El Ayuntamiento de Barcelona, además de implementar estas medidas, busca concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de un uso responsable del agua. Aunque actualmente no hay restricciones, se alienta a la comunidad a adoptar prácticas cotidianas, como cerrar el grifo al lavarse las manos o los dientes, para contribuir al ahorro de agua.
