Este texto describe la situación en la inhóspita región del Darién, ubicada entre Colombia y Panamá, se desarrolla una arriesgada odisea para los migrantes que buscan alcanzar el "sueño americano".
En este peligroso trayecto, un grupo de "asesores" guía a los migrantes mientras hombres armados vigilan de cerca. Los migrantes son llevados a campamentos en Acandí, donde algunos son involuntariamente involucrados en el tráfico de drogas.
Por otro lado, en Necoclí, la situación se torna aún más crítica, con la explotación de migrantes a manos de los llamados coyotes o "guías turísticos". Estos individuos organizan a los migrantes según sus nacionalidades y les cobran por cada noche que pasan en casas del sector conocido como El Caribe. Además, los asustan con relatos aterradores sobre lo que les espera en Acandí para persuadirlos a optar por una travesía más corta, que implica llevar droga.
Para su sorpresa, el panorama es desolador en Acandí, donde los migrantes se sienten prácticamente secuestrados. Los que arribaron de manera inocente, en muchas ocasiones engañados por familiares o amigos, pueden esperar hasta cinco días para continuar su camino. La situación es tan desesperada que algunos migrantes optan por abandonar el lugar, dejando atrás sus pertenencias y, en el peor de los casos algunos terminan suicidándose.
La odisea continúa con el viaje en lancha hasta la selva, donde son sometidos a revisiones rigurosas, incluso en áreas delicadas. Posteriormente, emprenden una peligrosa caminata de tres días hacia Bajo Chiquito, el primer pueblo panameño en la frontera. Este tramo está plagado de peligros, ya que está dominado por pandillas del vecino país. Con información de El Nacional de Venezuela.