Este lunes, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, cumple 100 días en el poder, en el inicio de Gobierno más subversivo de la historia reciente del país, a causa de la intentona golpista efectuada por militantes de extrema derecha.
Se explica, que la irrupción violenta de la turba de bolsonaristas el 8 de enero no solo provocó innumerables estragos en las sedes de los tres poderes de la República, sino que obligó al nuevo Gobierno, una semana luego de asumir el poder, a cambiar sus prioridades para concentrar sus energías en disipar posibles nuevas amenazas a la democracia.
Por lo que, Lula tuvo que dedicar varias semanas a vigilar a la cúpula de las Fuerzas Armadas y de otros cuerpos de seguridad, para empeñarse en “despolitizar” los cuadros de mando.
De hecho, denunció a algunos comandantes demasiado cercanos a su antecesor Jair Bolsonaro, entre ellos el ahora excomandante del Ejército, general Júlio César Arruda.
Desde ese momento, el nuevo presidente ha multiplicado sus encuentros con la cúpula militar y se ha prodigado en actos castrenses, con la finalidad de recobrar una normalidad institucional que fue dinamitada en los cuatro años de hegemonía de la ultraderecha.
(Con información de Primicias24).