En un esfuerzo por consolidar la posición de Estados Unidos en el mercado global de criptomonedas, el presidente Donald Trump anunció la creación de una reserva estratégica que incluirá activos digitales como Bitcoin (BTC), Ethereum (ETH), Solana (SOL), XRP y Cardano (ADA). La iniciativa, formalizada a través de una orden ejecutiva, tiene como objetivo fortalecer la industria cripto tras lo que Trump calificó como "ataques corruptos" de administraciones anteriores.
El anuncio tuvo un impacto inmediato en el mercado de criptomonedas. Bitcoin registró un aumento del 8%, alcanzando los 93.000 dólares, mientras que Ethereum subió un 11%. Otras criptomonedas, como Cardano y Solana, experimentaron incrementos aún más pronunciados, con repuntes de hasta el 60% y el 22%, respectivamente.
La orden ejecutiva establece que el Grupo de Trabajo Presidencial sobre Activos Digitales avanzará en la creación de esta reserva estratégica. Trump destacó que la medida no solo busca acumular criptomonedas, sino también fomentar su uso en tiempos de crisis económica o interrupciones en la cadena de suministro.
Este movimiento ha generado diversas reacciones. Mientras que algunos expertos lo ven como un paso audaz hacia la adopción masiva de criptomonedas, otros cuestionan la viabilidad y los riesgos asociados con esta estrategia. Además, la inclusión de altcoins en la reserva ha reducido el dominio de Bitcoin en el mercado, pasando del 55,4% a menos del 50% tras el anuncio.
La administración Trump ha mostrado un apoyo creciente al sector cripto. Recientemente, se anunció la organización de una cumbre de criptomonedas en la Casa Blanca, que contará con la participación de figuras destacadas de la industria. Además, se ha nombrado a David Sacks como el zar de criptomonedas e inteligencia artificial de la Casa Blanca, reflejando el compromiso de la administración con la innovación tecnológica.
A pesar del entusiasmo generado, algunos analistas advierten sobre la volatilidad inherente del mercado de criptomonedas y la necesidad de establecer marcos regulatorios claros para proteger a los inversores y garantizar la estabilidad del sistema financiero.
Con esta iniciativa, Estados Unidos busca consolidarse como la "capital mundial de las criptomonedas", promoviendo la adopción y el desarrollo de tecnologías financieras emergentes que podrían transformar el panorama económico global en los próximos años.