En una escena desgarradora detrás de una opaca cortina negra en el Aeropuerto Internacional de O’Hare, donde un guardia de seguridad acompañado de su pastor alemán vigilaba, decenas de inmigrantes se encontraban dispersos en el frío suelo de baldosas, aguardando ser trasladados a los centros de acogida de Chicago, según han informado medios internacionales.
Entre estos hombres y mujeres, muchos de ellos acompañados por niños, la comida consistía en Popeyes y ramen, mientras que la lavandería se improvisaba en los lavabos del baño. Los niños pequeños utilizaban escobas como juguetes, y los más afortunados conseguían dormir en catres, pero la mayoría se conformaba con mantas finas esparcidas entre bolsas y montones de basura.
Sin embargo, si los últimos 12 meses sirven como indicativo, es poco probable que esta situación mejore pronto. Un año después de que el gobernador de Texas, Greg Abbott, enviara en autobús a Chicago al primer grupo de solicitantes de asilo, argumentando que las ciudades liberales del norte que se declaran santuarios deberían acogerlos, lo que comenzó como un movimiento político ha evolucionado en una auténtica crisis humanitaria.
En el día de hoy, más de 6,600 inmigrantes se encuentran alojados en albergues municipales, otros 1,576 duermen en comisarías y más de 400 acampan en el Aeropuerto Internacional de O’Hare. Durante el último año, han llegado a la ciudad más de 13,500 solicitantes de asilo, a menudo sin recursos económicos y con pocas posesiones. Es por ello, que a través de las redes sociales compartimos un video conmovedor de Alerta Mundial.
Crisis de Migrantes en el Aeropuerto Internacional de O’Hare en Chicago
— NLatinasEspaña (@n_latinas) September 9, 2023
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