Un Hacker colombiano desafía a Corea del Norte: Conoce los detalles del ataque cibernético
Alejandro Cáceres, conocido en el mundo cibernético como P4x, ha dado un paso audaz al revelar su identidad como el hacker detrás de un ataque cibernético sin precedentes contra el régimen de Corea del Norte.
A sus 38 años, este colombiano-estadounidense ha emergido de las sombras para enfrentarse directamente al régimen de Kim Jong-un.
El ataque de Cáceres mantuvo desactivados los sitios web norcoreanos por más de una semana como respuesta a un intento de robo de herramientas de intrusión por parte de espías norcoreanos. “Me pareció lo correcto. Si no ven que tenemos dientes, esto seguirá ocurriendo,” explicó Cáceres sobre su motivación para confrontar a la dictadura de Corea del Norte, reseñan.
Contrario a enfrentar cargos por hackeo, el enfoque de Cáceres ha llamado la atención del gobierno estadounidense, abriéndole puertas a la posibilidad de colaboración. Invitado a presentar sus técnicas a altos oficiales de defensa e inteligencia de Estados Unidos, reveló una alternativa más ágil y efectiva frente al modelo tradicional de guerra cibernética del gobierno.
Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos y propuestas, Cáceres expresó su frustración al ver que su modelo de operaciones cibernéticas sancionadas por el gobierno no recibió la luz verde. Esto lo motivó a abandonar su seudónimo P4x, con el objetivo de enviar un nuevo mensaje hacia sus compatriotas: la necesidad de que el gobierno de Estados Unidos utilice su poderío cibernético de manera más agresiva.
Asedio digital de actores de ransomware
Cáceres destacó el constante asedio digital de actores de ransomware, mayoritariamente ubicados en Rusia, y el hurto de criptomonedas por parte de hackers afiliados a Corea del Norte, enriqueciendo los arsenales del régimen de Kim con tecnología occidental.
Él y la compañía contratista del Pentágono a la que se asoció, han abogado dentro del gobierno estadounidense por un enfoque más osado hacia los ataques cibernéticos patrocinados por el estado, describiéndolo como un modelo de fuerzas especiales: hackers individuales o pequeños equipos ejecutando perturbaciones digitales dirigidas, contrastando con el enfoque burocrático y más lento de guerra cibernética tradicional de Estados Unidos.