El gobierno de Estados Unidos revocó la visa del presidente colombiano Gustavo Petro en respuesta a sus declaraciones durante una protesta en Nueva York, donde instó a soldados estadounidenses a desobedecer órdenes del presidente Donald Trump. La medida desató una fuerte disputa diplomática y acusaciones mutuas entre los dos países.
Hechos y justificación oficial
El Departamento de Estado de EE. UU. anunció que revocaba la visa de Gustavo Petro alegando que sus acciones fueron “irrespetuosas, incendiarias” al incitar a soldados estadounidenses a desobedecer órdenes. El comunicado en redes sociales calificó sus declaraciones como una violación a las normas de conducta diplomática.
Petro hizo uso de manifestaciones durante su estancia en Nueva York, ligada a la Asamblea General de la ONU, donde participó en una movilización pro-Palestina y lanzó fuertes críticas hacia la política exterior estadounidense e israelí. En esos momentos, llamó a los soldados estadounidenses a “no apuntar con sus armas a la humanidad” y a desobedecer órdenes de Trump.
Respuesta del presidente Petro y Colombia
Ante la decisión, Petro respondió con dureza y desdén. En sus redes sociales afirmó: “Ya no tengo visa para viajar a EE. UU. No me importa. No la necesito… porque no solo soy colombiano, sino ciudadano europeo, y me considero libre en el mundo”.
El mandatario denunció que revocar su visa por criticar genocidio (en referencia a su discurso sobre Gaza) representa una violación al derecho internacional. Asimismo, afirmó que Estados Unidos estaría rompiendo normas de inmunidad diplomática frente a jefes de Estado convocados a la ONU.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia calificó el uso de visados como herramienta diplomática como contrario al espíritu de la ONU y sugirió la posibilidad de trasladar su sede desde Nueva York si este tipo de acciones se repitieran.
Dimensión diplomática y antecedentes bilaterales
El episodio representa uno de los puntos de máxima tensión entre Colombia y EE. UU. en la era de Petro. Las relaciones bilaterales ya se habían deteriorado por disputas sobre deportaciones, sanciones migratorias y críticas a la cooperación en materia de seguridad.
Esta no es la primera vez que un presidente colombiano ve revocada su visa estadounidense: en 1996, el entonces presidente Ernesto Samper sufrió una cancelación de visa en medio de acusaciones de vínculos con narcotráfico.
Analistas destacan que esta acción puede endurecer la posición diplomática y obligar a Colombia a recalibrar sus alianzas internacionales, particularmente en el contexto latinoamericano y de relaciones con potencias como Rusia, China o países del bloque no alineado.
Implicaciones a futuro y posibles escenarios
La revocación de visa limita la movilidad internacional de Petro hacia EE. UU. y podría complicar su participación en actividades diplomáticas futuras que requieran acceso al territorio estadounidense.
Sin embargo, ante su ciudadanía europea, Petro podría intentar usar mecanismos alternativos como el sistema ESTA para ingresar como turista.
Un escenario escalado podría incluir reciprocidad diplomática, sanciones específicas, restricciones de visados a funcionarios colombianos o medidas económicas. También existe el riesgo de que Colombia intensifique su diplomacia hacia bloques regionales y busque reducir su dependencia de EE. UU. en foros multilaterales.
En el corto plazo, la atención estará puesta en si EE. UU. mantiene la medida o busca negociaciones diplomáticas formales, así como la reacción de otras naciones latinoamericanas que podrían solidarizarse con Colombia.