Colombia y México Abogan por Redefinir la Lucha Contra las Drogas en América Latina

Conferencia

Los presidentes de Colombia y México, Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador respectivamente, han hecho un llamado enérgico a los países de América Latina para unir fuerzas y replantear la largamente sostenida guerra contra las drogas que ha resultado en un escenario desastroso en la región.

Durante la clausura de la Conferencia Latinoamericana sobre Drogas celebrada en Cali, Gustavo Petro, anfitrión de la conferencia, expresó la urgencia de establecer una voz unificada en América Latina que defienda los intereses de sus sociedades, futuro e historia.

Petro ha insistido en la necesidad de un cambio profundo en el enfoque de la lucha contra el narcotráfico. La llamada “guerra contra las drogas”, que lleva medio siglo, ha resultado en un “genocidio” en América Latina, con un millón de víctimas. Petro arremetió contra Estados Unidos en su discurso, afirmando que este problema ya no es exclusivo de Colombia, sino que ha afectado a todas las sociedades latinoamericanas.

Además planteó una perspicaz pregunta: “Si reducimos la demanda, ¿qué sucedería en el mercado de las drogas? Se cae el precio, y si se cae el precio, ¿quién se enriquece? Quizás nadie, incluso todos quebrarían del lado de la oferta, se acaba el narcotráfico”. Esta reflexión destaca la necesidad de abordar tanto la oferta como la demanda en el problema de las drogas.

Los líderes de los dos países, que han sufrido más directamente la violencia de los carteles coincidieron en la importancia de desmilitarizar la política de drogas y en adoptar un enfoque de salud pública. López Obrador, enfatizó que para abordar la adicción y la violencia es esencial abordar las causas subyacentes y no limitarse a medidas coercitivas.

“Debemos priorizar la justicia como camino hacia la paz. Tenemos que combatir la pobreza, la desigualdad, ofrecer empleos, salarios dignos y oportunidades de educación y trabajo para los jóvenes”, subrayó el presidente mexicano. También hizo un llamado para no ignorar el problema del fentanilo en Estados Unidos, considerándolo una obligación moral.